JERUSALEM

Divina y sublime

La Ciudad Santa de Israel conmueve. Así se llegue por razones religiosas o guiados por la pura curiosidad turística, caminar por los adoquines de la Ciudad Vieja -algo así como el centro histórico neurálgico de las tres grandes religiones monoteístas del mundo- es una experiencia casi mística en ese “punto geográfico de la Unión de Dios con los hombres, de la eternidad y la historia”, como lo dijo alguna vez Juan Pablo II.

Por Tatiana Ramírez

Desde lo alto del Monte de los Olivos se tiene una vista privilegiada y se ve en toda su extensión la ciudad de Jerusalén, Yerushalayim como se la llama en hebreo o al-Quds, el nombre árabe que se usa para referirse a ella. Allí, ocho olivos milenarios han sido testigos del deseo que genera esta tierra que, a lo largo de su larga historia, ha estado bajo el dominio de egipcios, asirios, babilonios, persas, macedonios, asmoneos, romanos, bizantinos, árabes, cruzados, mamelucos, otomanos y británicos. Es una ciudad de vida, muerte y resurrección, que ha sido construida, destruida y reconstruida, y que muchos describen como una “vuelta a las raíces” tras visitarla.

Caminar sus calles no es solo un ejercicio físico, es también una experiencia de encuentro personal y de conexión con el alma también. Perderse en ese laberinto de callecitas y angostos callejones, no intimida, sino que ilusiona y sorprende, porque la experiencia te puede transportar 2000 años en el tiempo. Hay lugares que bullen con la actividad de vendedores, locales y turistas y otros en el que un silencio casi místico inunda el ambiente. Las alternativas sobran, pero si es la primera vez que visitas la ciudad seduce la idea de comenzar por el origen de todo y concentrarse en la Ciudad Vieja, Patrimonio de la Humanidad desde 1981, y dividida hoy en cuatro barrios: el barrio judío, el musulmán, el cristiano y el armenio, cada uno con un mundo propio.

Ocho puertas dan la entrada a la ciudad amurallada, aunque una de ellas, la Puerta de la Misericordia, permanece cerrada desde que Solimán el Magnífico ordenara su clausura en 1541, y por donde dice la tradición entrará el Mesías el día del Juicio Final. La puerta que con más frecuencia se usa es la Puerta de Jaffa, que da acceso directo a los barrios cristiano, judío y armenio y también a la ciudadela de la Torre de David que es hoy un museo.

En la Ciudad Vieja están varias de las más queridas reliquias y pistas de dos mil años de historia para tres de las más grandes las religiones monoteístas del mundo: el judaísmo, el islamismo y el cristianismo. Cada uno de los hitos en la historia de la Pasión y Muerte de Cristo, el Monte de los Olivos, la habitación donde se celebró la Última Cena, la Vía Dolorosa, la piedra de la unción y la tumba de Jesús, ambas en la Iglesia del Santo Sepulcro, todo está a una distancia que se puede caminar.

Hace dos años terminaron los trabajos de restauración del edículo de la Iglesia del Santo Sepulcro, que se construyó sobre la tumba en la que fue enterrado Jesús tras su muerte en la cruz y que se había renovado por última vez en 1810. Hoy se puede admirar el color original del mármol rosado y las inscripciones y frescos que decoran el lugar.

La capital de Israel es una ciudad con mil caras y con mil interpretaciones. Con la misma devoción con que los cristianos llegan a la Iglesia del Santo Sepulcro, se congregan los judíos junto al Muro Occidental o kotel, conocido como el Muro de los Lamentos, que marca el emplazamiento del antiguo Templo de Salomón, uno de los últimos vestigios del Templo Sagrado. Allí, separados por un muro perpendicular, hombre y mujeres oran y dejan sus deseos e intenciones en pequeños papeles que doblan y dejan entre las piedras del muro. Todos los hombres deben llevar la kipá, mientras las mujeres se acercan a orar solo con su devoción, eso sí con un estilo que se conoce en estos días como modest fashion, que identifica un estilo recatado pero estiloso.

Al otro lado del muro, los musulmanes tienen también uno de los lugares más sagrados y, curiosamente, una de las imágenes icónicas de Jerusalén: la Cúpula de la Roca en el Monte del Templo, y la mezquita de Al-Aqsa. Éste es el tercer lugar más importante del islam, tras La Meca y Medina, por ser el lugar desde el que, según su tradición, el profeta Mahoma ascendió al cielo. El acceso a su interior está solo permitido a las personas que profesan la religión musulmana, pero en sus alrededores turistas de todo el mundo pasean y admiran las magníficas construcciones.

En cada colina el viento pareciera susurrar pasajes de una historia de mil capítulos. En sus calles las mismas piedras van transmitiendo el eco de pisadas de paz y de guerra que vinculan el pasado y el presente con una fluidez y con experiencias fuertes cargadas de imágenes y espiritualidad.

Pero no todo es historia en Jerusalén. Salir extramuros es pasar a un mundo donde la modernidad hace que lo antiguo y lo nuevo convivan, se mezclen y se fundan en un ambiente. El área de Mamilla, a un paso de la Puerta de Jaffa, se ha convertido en el área chic de Jerusalén donde se pueden disfrutar el lujo de la modernidad y la riqueza de la tradición histórica. Galerías de arte al aire libre dan una pista sobre los nuevos talentos y tendencias en el arte israelí contemporáneo.  Tiendas como Rolex, Castro, Montblanc, Tommy Hilfiger, H. Stern, Mango y Steve Madden están instaladas en construcciones que han mantenido la piedra caliza original, creando una atmósfera que ha mantenido verdaderas joyas arquitectónicas. Su ubicación es privilegiada y la vista de la Ciudad Antigua que tienen algunos de sus cafés y restaurantes la han transformado en una zona tremendamente popular entre los turistas.

No hay duda de que pocas ciudades en el mundo tienen el alma que emana Jerusalén. A pesar de las permanentes tensiones es una ciudad que se siente segura al recorrerla en cualquiera de sus barrios. Es una ciudad llena de misterio, historia, belleza, con vistas y sitios impresionantes que parecen salidos de sueños. Un lugar donde oriente y occidente se entremezclan de día y de noche. Una ciudad que ahora entiendo por qué dicen que debe ser visitada al menos una vez en la vida.

Guía de Jerusalén

¿Cómo llegar?

Desde Santiago – Tel Aviv con LATAM Chile e Iberia, vía Madrid

https://www.latam.com

Con Alitalia, vía Roma

https://www.alitalia.com

La línea aérea israelí El Al Israel Airlines vuela con regularidad desde diversos aeropuertos europeos

https://www.elal.com

¿Dónde quedarse?

Mamilla Hotel

http://www.mamillahotel.com

Inmejorable ubicación en el corazón del barrio más chic de Jerusalén y a un paso de la Ciudad Vieja, junto a la Puerta de Jaffa. Su restaurant The RoofTop es una excelente alternativa para cenar al atardecer y su spa Akasha es la mejor forma de recuperar energías luego de las excursiones por la ciudad o la región.

21st. Floor Hotel

http://www.21floorhotel.com/

Ben Yehuda 34, Jerusalén

Habitaciones/departamentos con vistas panorámicas de la ciudad, en el centro de Jerusalén.

¿Dónde comer?

Cafe Kadosh

Queen Shlomziyon St. 6, Jerusalén

Probablemente el mejor café extramuros de Jerusalén y para ir hay que contar también con una dosis de paciencia, porque suele estar a tope a toda hora. Aún así, vale la pena esperar.

Restaurant Kedma

https://www.kedma-mamila.co.il/ (en hebreo)

https://www.facebook.com/kedmamamila/ (página en Facebook)

Isaac sacrificed 6, Jerusalem Mamilla Mall in Jerusalén

La vista es magnífica y el menú excelente.

¿Una visita local por excelencia?

Mercado Mahane Yehuda

http://en.machne.co.il/

El ambiente es espectacular en este mercado tremendamente popular entre locales y turistas. Pasear por sus pasillos es un placer para los sentidos desde los tradicionales puestos de frutas y verduras, hasta otros más especializados donde descubrir los más exquisitos quesos, especias y semillas, y el muy tradicional “halva”, un dulce hecho con tehina y azúcar. También hay varios cafés y restaurantes que absolutamente merecen una visita.

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