Una invitación a conocer una nueva colección de alta joyería de Chanel siempre ilusiona y despierta la curiosidad para comenzar con las especulaciones acerca de qué nos va a sorprender esta vez. Ahora, imposible no leer dos veces cuando la cita es para ver TWEED DE CHANEL… ¿Es posible interpretar una pieza de tela en joyería y estás listo para la sorpresa y la emoción?
Es posible. Y la sorpresa y la emoción vienen al ver el resultado del arte de las manos meticulosas que dieron vida a la colección de 45 magníficas piezas, creada por Patrice Leguereau, director creativo de joyería Chanel y trabajada en sus talleres, e inspirada en una de las telas favoritas de Coco Chanel, y que fue presentada durante la Semana de la Alta Costura de París.

El savoir-faire que caracteriza las creaciones de la Maison francesa ha sido demostrado en su esplendor al, literalmente, reinventar el tweed en su versión más exclusiva y ubicándolo definitivamente entre los íconos de la casa junto al león, la camelia y la cometa, entre otros. La historia nos muestra una vez más que uno de los mayores regalos de la humanidad ha sido el talento ilimitado para la creación y esta colección lo demuestra. Tal vez habla la nostalgia, pero en un mundo en que todo parece efímero y el foco está en la tecnología y automatización, ver estas piezas y comprobar que ideas brillantes se transforman en elegantes creaciones gracias a un talentoso trabajo de técnica y artesanía manual, se confirma la versatilidad de la mente humana para resolver desafíos con trabajo manual y herramientas técnicas para lograr joyas únicas e imperecederas. Porque no fue magia sino un desafío también técnico el que resolvieron los diseñadores y joyeros para lograr desarrollar técnicas propias para trabajar con oro, platino, diamantes, perlas, zafiros, ónix, savoritas, espinelas y otras piedras preciosas y obtener el “tejido” de tramado irregular, con “motas” y movimiento que identifica al tweed.
Entre las 45 magníficas piezas que incluyen los tradicionales sautoirs de Chanel, además de collares, brazaletes, pendientes, anillos, broches y 3 relojes de alta joyería también, destaca el collar Tweed Couture cuya creación tomó no menos que 980 horas de trabajo de delicada joyería y en cuyo centro tiene un magnífico diamante de talla cojín de un peso aproximado a los 10 quilates. Y sí, se mueve y sigue el movimiento de quien lo porta, tal como el tweed de origen escocés y que ahora crea la Maison Lesage en Pantin para las colecciones que se presentan en el Grand Palais parisino.

Toda la colección fue concebida para expresar características distintivas del tweed. Respondiendo a la profundidad y riqueza de este tejido, los materiales preciosos están entretejidos, articulados y finamente forjados a la manera de una trama de tweed, con flexibilidad y comodidad en la estructura misma de las piezas, cada configuración se ha reducido a un extremo minimalista para reducir la aspereza del grano, haciendo que cada pieza sea suave al tacto.
Madeimoselle Chanel siempre prefirió una calidad de lana menos lavada para preservar su suavidad, y se enorgullecía de poder reconocer el tweed que se había enjuagado específicamente en las aguas del río Tweed, al sur de Escocia. Durante su historia de amor con el segundo Duque de Westminster, a quien había conocido a fines de 1923 en Monte Carlo, Gabrielle Chanel afirmó que su gusto por estas telas de lana era un elemento esencial de su guardarropa. Conocida por su espíritu innovador, libre y audaz tomó prestado el popular tejido de lana desde la moda masculina, especialmente del otro lado del Canal de la Mancha, y lo incluyó en sus colecciones para transformarlo en una parte esencial del estilo Chanel, que luego mantendrían los diseños de Karl Lagerfeld y actualmente los de Virginie Viard.
Fotografias: @chanelofficial